Presentación
Una de las cosas que más me gustaba cuando era pequeño era ir al Parque del Retiro. Lo pedía con la insistencia con que los niños piden las cosas: "¡¡¡quiero ir al Retiro…!!!” Y muchas veces lo conseguía y me iba con mis papis a ese paraíso que para mí siempre fue este parque del centro de Madrid.
Íbamos andando desde la Glorieta de Embajadores donde vivíamos, pasando por la Ronda de Valencia hasta llegar a Atocha y entrando al Parque después de subir la famosa “Cuesta de Moyano”.
Eran otros tiempos, los de mediados del siglo pasado, en que había mucha menos gente, menos coches y más tiempo, entre otras cosas porque aún no había empezado la televisión ni las maquinitas. Y los niños teníamos la ilusión de de ir al parque a jugar con la tierra, a patinar, a montar en bicicleta (muchas veces alquilada), a jugar al fútbol o a ver los animales de la “Casa de Fieras”, que así es como se llamaba entonces al “mini-zoo” de Madrid, que también estaba en el Retiro.
Poco podía yo pensar entonces la cantidad de sucesos históricos que habían pasado en este parque. La de reyes y personajes influyentes de la nobleza y de la sociedad que habían desfilado por este territorio, antes salvaje y cerrado y luego convertido en parque más o menos cuidado y abierto.
A lo largo del tiempo, el Retiro ha sufrido muchísimas transformaciones, pero voy a empezar por contaros las que he conocido. Y para eso nada mejor que veais algunas fotos familiares ya un poco antiguas, bueno, de los años 60.
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Este soy yo dispuesto a ir al Retiro con mis papis subido en el patín que me fabricó mi padre con restos de un mueble. No le faltaba de nada, incluyendo luz, timbre, banderitas… ¡y hasta ruedas de goma! |
Casi desde que fue abierto al público y con cámaras fotográficas de la época manejadas por fotógrafos ambulantes, los novios se hacían fotos en El Retiro. Y mis papis no podían ser menos…
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La Rosaleda siempre fue un lugar romántico. |
Los bancos eran duros, pero los enamorados los sentían como suaves y mullidos. |
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El cesped no se podía ni pisar, pero el amor está por encima de las normas. |
Aunque parezca un fotograma de película, la foto es auténtica… y amorosa. |
El Retiro era, y sigue siendo, un lugar esparcimiento, un verdadero oasis en el centro de Madrid donde se podía pasear tranquilamente, comer, merendar, jugar y, cómo no, sentirse enamorado.
También se podía montar en bicicleta en la llamada “Chopera” donde había dos casetas de madera redondas como chozas, en las que te alquilaban esos juguetes que solo los más ricos podían tener. Y ahí aprendí yo a montar gracias a mi papi que tuvo la paciencia de enseñarme.
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Esta es una de las dos chozas donde se guardaban las bicicletas en la chopera, solo que modernizada, claro. Luego fue una caseta de Información del Parque donde había especialistas, por cierto muy simpáticos. Ahora está cerrada como las otras dos. |
Y luego el estanque con sus barcas también alquiladas (¡lo más para los enamorados!) y sus peces que estaba prohibidísimo pescar, pero que muchos chavales pescaban hasta con anzuelos hechos con alfileres.
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El paseo en barca por el estanque era otra “gran aventura”… y sigue siéndolo en la actualidad. |
El Paseo de coches lo era también de las motos, pues allí se organizaban carreras que a veces pude ver con mi padre. Me impresionaban las balizas de paja que ponían en el improvisado circuito.
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Paseo de coches al principio del siglo pasado. Había coches, pero pocos, y unos años más tarde se empezó a utilizar como circuito de motos improvisado. |
Pero lo que más me gustaba era la “Casa de Fieras” donde pude ver por primera vez leones, osos polares y pardos, monos, dromedarios, cebras y ¡el elefante! que me impresionaba sobre todo cuando cogía con su enorme trompa el cacahuete que le daba subido encima de los hombros de mi padre.
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En esta foto no estoy yo pero podría haber estado, porque viví escenas como ésta en la que ver como el elefante te cogía el trozo de pan o el cacahuete con la trompa era de lo más emocionante. |
Con él jugaba al fútbol en los pinares de la entrada de la Cuesta de Moyano donde cogíamos piñones y luego merendaba bebiendo agua de las fuentes con chorrito, de esos que estaban saliendo siempre y el agua era limpia y fresquita: ¡qué tiempos! ! Ahora solo se puede beber agua en la fuente del Paseo de Coches y con cuidado porque te puedes poner perdido.
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Este es el pinar donde mi padre y yo jugábamos al fútbol. La portería eran dos pinos, claro está. |
Nos gustaban también la Rosaleda (sobre todo en primavera, claro), la fuente del Angel Caído, el Palacio de Velázquez y el Palacio de Cristal, con su estanque.
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Así era la Rosaleda en la época en que iba con mis padres al Retiro. |
Lo del “ángel caído” siempre me hizo mucha gracia porque pensaba que de verdad sería un ángel que había caído del cielo. |
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El Palacio de Velázquez era como más serio, pero muy bonito. |
Y el Palacio de Cristal me parecía como sacado de un cuento. Además el estanque lleno de patos, cisnes y peces me encantaba. |
Y no digamos el llamado “Parterre”, ese enorme jardín en la entrada de la puerta de la calle Alfonso XII con esos cipreses tan redondeaditos y el famoso Auhehuete, ese árbol centenario tan enorme y famosísimo.
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Cipreses enanos muy bien recortaditos y enorme ahuehuete, todo ello en los jardines del Parterre. |
Pasábamos de vez en cuando por la Casa de Vacas, la Montaña Artificial y el Templete de la música, aunque por estas zonas íbamos menos porque estaban más lejos.
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La casa de Vacas era una antigua vaquería pero ahora es un centro de exposiciones, teatro, etc.
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El Templete es muy divertido porque si te subes y hablas hace eco. |
Y El Retiro era (¡y es!) una maravilla, una forma de “pisar tierra” en medio de un Madrid cada vez más ciudadano. Y no digo de “pisar hierba” porque eso sí estaba terminantemente prohibido y vigilado por unos guardias vestidos con un curioso traje campero, entre marrón oscuro y gris, que te multaban previo aviso con sus silbatos. Las parejitas también tenían que tener cuidado con sus demostraciones de amor porque podían ser primero amonestadas y luego multadas.
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Los guardas actuales se llaman “Agentes de Parques” y vigilan para que la gente no haga cosas que perjudiquen plantas o animales, pero no se meten con los enamorados… |
A pesar de eso el Retiro hacía honor a su nombre y era un auténtico lugar de tranquilidad, reposo y descanso. Un enorme y precioso jardín donde relajarse, respirar un aire mejor, pasear, admirar monumentos, ver animales, montar en bicicleta o en barca, enamorarse o jugar con los niños.
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Igual que hizo mi padre conmigo, intenté enseñar a Diego a montar en bici en el Retiro, aunque él aprendió enseguida, mucho antes y mucho mejor que yo. |
¿Pero cómo empezó todo? ¿Por qué se le llama “Retiro”?
Pues porque era un lugar de eso, de retiro, o sea, de descanso. Para los reyes, claro. Y para sus cortes también, por supuesto.
Todo empezó con un monasterio que los monjes de la Orden de San Jerónimo fundaron allá por el siglo XV cerca del río Manzanares. La iglesia que tenían se llamaba de San Jerónimo el Real, también conocida como “del Paso” por haber sido fundada por el rey Enrique IV como homenaje a un caballero suyo que triunfó en un juego llamado así y que consistía en no dejar pasar a ningún caballero por un puente.
El caso es que estos monjes se hartaron de vivir cerca del río, que no era muy sano, y pidieron a la reina Isabel la Católica, sucesora de Enrique IV, que les dejase otros terrenos para trasladar el monasterio. Y así lo hizo, cediéndoles las tierras donde hoy sigue existiendo la iglesia de los Jerónimos, que es lo que queda del monasterio, además del claustro que ahora está dentro de la ampliación del museo del Prado.
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Esta es la famosa iglesia de los Jerónimos donde se han casado tantos reyes, nobles…y famosos. |
A Carlos I, que era nieto de los Reyes Católicos, se le ocurrió hacer unas habitaciones al lado del monasterio para que pudieran servir de alojamiento tranquilo a la familia real en algunos casos. Luego su hijo Felipe II las amplió y las dejó como residencia oficial para cuando vinieran embajadores de otros países.
Pero esto sería como la prehistoria del Retiro. En realidad todo empieza cuando al valido del rey Felipe IV, el famoso Conde Duque de Olivares, se le ocurre la idea de construir un palacio alternativo al Alcázar Real (hoy Palacio de Oriente). Al rey le parece bien porque tenía cerca todos los bosques de lo que hoy es el parque del Retiro, y más aún. Y a este rey le encantaba la caza, así que el palacio se hace y además con prisas.
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Así de bonito quedó el Palacio del Buen Retiro rodeado de bosques como vemos en este grabado de la época. |
Se hicieron jardines con numerosos caminos entre árboles, estanques que se comunicaban por canales, preciosas fuentes, pequeñas iglesias o capillas, etc. Se empezaron a poner de moda las fiestas en estos jardines, que incluían desde viajes en góndola a espectáculos de luchas entre fieras, como en los circos romanos, pasando por cacerías, corridas de toros, funciones de teatro o fuegos artificiales. ¡Vamos que se lo pasaban bomba!
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Batalla naval en pleno estanque… ¡Parece increible¡¿verdad?
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En este grabado se ve a un acróbata atravesando el estanque grande. |
Hasta la llegada al trono de Carlos III no se hicieron cambios importantes en el Retiro. Este rey fue el promotor del Jardín Botánico, así como de un Gabinete de Historia Natural que terminó siendo el actual Museo del Prado. Todo esto muy cerca del Retiro. Y ya dentro de él, hizo construir el Observatorio Astronómico y la Real Fábrica de Porcelana.
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Edificio del Observatorio Astronómico, en la actualidad visitable como museo. |
Esta última, como otros muchos edificios y jardines, fue destruida por la Guerra de la Independencia, ya que los franceses usaron el Retiro como acuartelamiento.
De hecho, en unos terrenos que en esa época eran del parque se fusiló a muchos madrileños. Hoy se levanta en esa zona un obelisco entre las plazas de Neptuno y Cibeles con una llama permanente que recuerda no solo a estos sino a todos los caídos por España.
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Monumento con obelisco y llama permanente como homenaje no solo a los que murieron en esta zona (antes parque del Retiro) en la guerra de la Independencia, sino a todos los que han dado su vida por España. |
Total, que cuando Fernando VII pudo por fin reinar, se encontró con un Retiro destrozado. Tanto es así que hoy solo queda de él lo que era el Salón de Reinos, que modernamente fue Museo de Ejército (actualmente absorbido por el museo del Prado) y el Casón de Buen Retiro, que era el salón de bailes del palacio y que ahora también ha pasado a depender de dicho Museo.
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Antiguo Museo del Ejército, más antiguo aún “Salón de Reinos” y ahora dependiente del Museo del Prado. |
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Fachadas delantera (frente al Retiro) y trasera del Casón del Buen Retiro, antiguo Salón de baile de Palacio. |
Y el hombre se propuso restaurarlo, sobre todo una zona llamada “el Reservado”. Por cierto que el Retiro ya había sido abierto al público por Carlos III aunque de manera un tanto restrictiva, tanto en el tiempo como en las vestimentas y modos de comportarse en el parque.
Dentro de ese “Reservado” hizo construir los llamados “Caprichos”, una serie de construcciones “caprichosas” de las que nos quedan en el mismo Retiro la llamada “Casita del Pescador”, la “Montaña Artificial”, la "Casa del Contrabandista" (ahora Florida Park). En otros parques como el de la Alameda de Osuna también quedan algunos "Caprichos".
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El primero la “Casita del Pescador” con un pequeño estanque para practicar el noble arte de la pesca. |
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El segundo la “Montaña Artificial” o “de los Osos” (que los soltaron allí), ahora “de los gatos” (que se han soltado ellos mismos). |
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Y el tercero la antigua "Casa del Contrabandista", ahora “Florida Park”. |
Pero no todo fueron “caprichos” en el reinado de Fernando VII. En el Retiro mismo construyó la llamada “Casa de Fieras” y puso otra vez en marcha el Estanque Grande. Y lo que no consiguió José Bonaparte (que lo propuso) lo hizo la segunda esposa del rey Fernando, Isabel de Braganza, que logró que el Gabinete de Ciencias que, como decíamos antes, construyó Carlos III y que los franceses habían destrozado se convirtiese en museo de pintura, nada menos que en el Museo del Prado.
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Museo del Prado cuando era Gabinete de Ciencias. |
Y ahora cuando es la mejor Pinacoteca del mundo. |
La hija de Fernando VII, Isabel II, pasaba bastante tiempo en el Reservado del Retiro que construyó su padre y que ya fue la única zona del parque donde la gente no podía pasar. Además se empezaron a poner en marcha algunos alicientes como puestos de bebidas o las barcas del estanque, abriéndose bastantes paseos y restaurándose jardines, sobre todo los del Parterre.
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Jardín de estilo francés que se hizo durante el reinado de Felipe V (siglo XVIII) con sus paseos tan cuidados con una geometría perfecta. Se le conoce como “El Parterre”, como antes explicamos. |
Sin embargo la reina Isabel fue la responsable de que el Retiro se hiciese más pequeño al vender al Ayuntamiento de Madrid en 1865 una parte del mismo donde se construyó el barrio que hoy se conoce como “los Jerónimos”.
Tres años más tarde, en 1868, estalla la “Gloriosa Revolución” que exilió a Isabel a Francia y “revolucionó” el Retiro al convertirlo en un parque totalmente público llamado “Parque de Madrid”. Hasta las tapias del Reservado fueron derribadas. Fueron los años del breve reinado de Amadeo de Saboya y de la Primera República hasta que se restauró la monarquía en la figura del rey Alfonso XII, hijo de la reina Isabel II.
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Esta es la primera puerta monumental que se hizo. Está situada frente al Casón del Buen Retiro. |
Poco le duró al rey el parque, ya que lo cedió al Ayuntamiento en 1876. Se levantó un muro de piedra y ladrillo sobre el que se colocó una verja pero solo por las zonas que daban a la calle de Alfonso XII (calle Granada en esa época) y Alcalá, dejándose la antigua tapia en el resto.
Cuando el rey murió le sucedió su viuda, por cierto embarazada, la reina María Cristina de Habsburgo-Lorena y fue entonces cuando el Retiro empezó a ser lo que es hoy. La moda eran los jardines llamados “paisajistas” que imitaban la naturaleza al contrario que los franceses e italianos que buscaban los jardines geométricos con bastantes árboles frutales, que fue lo que en principio se hizo en el Retiro.
Se impuso por tanto la moda inglesa con praderas de césped y caminos más o menos sinuosos con árboles de sombra.
El hijo de María Cristina fue el rey Alfonso XIII que, nada más jurar la Constitución, en 1902, puso en el Retiro la primera piedra del que sería monumento a su padre situado en el estanque.
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Monumento a Alfonso XII en el estanque, bueno en la orilla, claro. |
En el barrio de los Jerónimos y el Paseo del Prado quedó una zona verde que se llamó “Jardines del Buen Retiro” donde se instalaron una serie de atracciones como tiro al blanco, teatro, bailes, etc. que tenían mucho éxito en el buen tiempo. Pero en 1905 todo ese terreno se aprovechó para construir el Palacio de Comunicaciones, más conocido como el “Edificio de Correos” que desde 2007 ha pasado a ser la sede principal del Ayuntamiento de Madrid.
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A pesar de los autobuses y de una valla de obras se puede ver esta magnífica y emblemática construcción de principios del siglo pasado, hoy sede del Ayuntamiento. Se hizó sobre los terrenos de los llamados en su día “Jardines del Buen Retiro”. |
Por los “felices años 20” del siglo pasado se construyeron las primeras líneas del Metro de Madrid, correspondiendo a la Línea 2 la estación de Retiro, que sigue abierta en la actualidad.
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Esta es una de las dos bocas de Metro de la estación de Retiro, justo la que desemboca en el túnel que va a a dar a la Casa de Vacas y al Templete de música. |
Pero en 1931 se proclama en España la Segunda República, lo que obliga a Alfonso XIII a exiliarse en Roma.
A pesar de que el Gobierno de la República enseguida hizo públicos otros dos parques como son El Campo del Moro y la Casa de Campo, en 1935 declaró al Retiro como “Jardín Artístico”, protegiéndole de forma especial.
Sin embargo, en 1936 hubo una rebelión de parte del ejército contra el gobierno, que dio lugar a la Guerra Civil durante la cual e incluso después, el Retiro se vio afectado, primero por los bombardeos tanto de la aviación como de la artillería y después por el expolio que sufrió por parte de los madrileños que, acosados por el hambre y el frío, talaban árboles y cortaban arbustos para hacer leña.
También la población de gatos que siempre existió (y existe) en el Retiro, se vio muy mermada por la caza a que fueron sometidos con la primaria pero legitima intención de comer algo de carne.
Durante los “40 años de paz” que siguieron bajo la dictadura del general Franco, en el Retiro se hicieron jardines nuevos, destacando los de Cecilio Rodríguez, cerrándose la famosa Casa de Fieras que se trasladó a la Casa de Campo convirtiéndose en el nuevo Zoo de Madrid. También se hicieron aberraciones como la Torre de Valencia en la esquina de las calles de O’Donnell y Menéndez Pelayo, la cual afea notablemente esa perspectiva del parque.
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Lo hemos intentado arreglar poniendo en primer plano esas palmeras, pero la verdad que esta enorme torre no es lo más bonito del parque. ¡Y menos mal que está fuera de él..! |
Al morir Franco en 1975 le sucedió un nieto de Alfonso XIII, el Rey D. Juan Carlos de Borbón, quién reinstaura la democracia de manera que a partir 1977 ya se eligen gobernantes en España, entre ellos los responsables del Ayuntamiento de Madrid que también lo son del Retiro, aunque no tan directamente como sería deseable.
Aparte de instalarse nuevos monumentos y jardines, se cierra el parque al tráfico lo que hace que muchos madrileños prescindan del coche para ir al Retiro. Entre ellos mis padres que tenían la costumbre de ir todas las tardes (con el 600 primero y con el 127 después) al Paseo de Coches donde aparcaban y se dedicaban entre otras cosas a dar de comer a las palomas en la placita del monumento a Martínez Campos. Cuando se prohibió la entrada de coches volvieron a ir andando desde Embajadores, como cuando yo era pequeño, lo cual era mucho más sano para ellos y para todos.
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En el Retiro no lo lavaban, como hacen aquí en la parcela de mis primas, pero sí lo aparcaban todos los días de lunes a viernes en el Paseo de Coches.
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Y aquí, en este rincón de la plaza del monumento a Martínez Campos, solían dar de comer a las palomas casi todos los días. |
También se han cambiado los sistemas de riego, que ahora se hace con agua no potable y en muchos casos por goteo dirigido de forma automática.
Se han intentado eliminar las llamadas “barreras arquitectónicas”, o sea los bordillos, escaleras, etc. para que la gente que va en silla de ruedas pueda circular a gusto por el parque.
Hay bastantes zonas de recreo para niños con toboganes, columpios y cosas de esas que tanto gustan a los pequeños y a veces disgustan a los papás que tienen que esperar pacientemente a que terminen de “recrearse”.
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Niños disfrutando de lo lindo en este tobogán que está en la antigua Casa de Fieras, muy cerca del que fuera foso de los monos. |
Y por si fuera poco hay en el centro del retiro unas Instalaciones Deportivas Municipales con campos de futbol, pistas de tenis, polideportivos de futbol sala, balonmano, baloncesto, etc.
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Entrada al Complejo deportivo de El Retiro. Si dejais las bicis en este aparcamiento, ponerle seguro porque si no… |
Diego está aquí muy contento con su bici…Lo malo fue cuando se la robaron de la puerta de este Polideportivo. |
Lo que sigue sin haber son fuentes cómodas y servicios públicos abundantes. Las fuentes son tipo “ducha” porque los chorros son tan fuertes que no hay manera de beber. Y los servicios públicos los hay, pero podría haber más. Eso sí, algunos están en edificios preciosos de ladrillo rojo o bien bajo tierra con las típicas barandillas de hierros.
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Esta fuente del Paseo de Coches a la altura de Florida Park es de las mejores, pero así y todo tienes que llevar un vaso o botella para beber (como hace Diego) si no quieres “ducharte”. |
Y estos servicios públicos son de los pocos que quedan. Están antes de llegar al Angel Caído viniendo de la cuesta de Moyano. |
¿Qué, os habéis hecho una idea de por dónde va esto de “El Retiro”? ¿A que es un parque fantástico, lleno de historia, de monumentos, de naturaleza, de anécdotas y, sobre todo, lleno de vida? Pues no hemos hecho más que empezar, porque os espera un recorrido por todas las zonas del parque con muchísimos más detalles y curiosidades que espero os guste.
Para que os empecéis a orientar, aquí teneis un mapa de los que regalaban en los Puntos de Información (actualmente cerrados) con las 16 zonas en que lo hemos dividido para iros explicando con detalle cada una de ellas:
Y esta es una preciosa vista aérea, no sé si hecha desde un helicóptero o desde un dron:
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La Puerta de Alcalá en primer plano y el estanque al fondo. No está mal el parquecito, ¿verdad? |
Nota: La foto del niño dando de comer al elefante la he sacado del libro “Imágenes del Madrid Antiguo” de Ediciones La Librería. Las de los grabados son del libro de Jesús Díez de Palma “Descubriendo El Retiro” de la misma editorial, menos el del acróbata que es del libro “El Retiro Parque de Madrid” de Mª Carmen Simón Palmer. La de la Rosaleda antigua es de una postal que compré hace mil años y tenía por ahí. El resto son fotos mías, bien actuales o antiguas.